El cambio de paradigma de la medicina, está siendo tan importante que requiere que TODOS los operadores del ámbito sanitario – médicos, pacientes, profesiones sanitarias, sistema de salud, las compañías aseguradoras, etc. etc. – iniciemos un brainstorming para conseguir un sistema sanitario más sostenible, unos pacientes más formados e informados, mejores avances en la investigación biomédica y un mayor grado de satisfacción de las profesiones sanitarias.
La llegada de las TIC ha supuesto que el paciente, gracias a las tecnologías de la información – ya no ejerce una situación pasiva ante el cuidado de su salud, si no que ha pasado a ser un paciente pro – activo además de autónomo, deseoso de registrar y consultar sus datos de salud.
El paciente además exige acceder a sus datos de salud, sin restricciones, es constatable el uso y acceso a la Historia clínica on line en Argentina y otros países sudamericanos; esto junto con el deseo de monitorizar sus datos de salud mediante wearables u otros dispositivos ha desembocado en lo actualmente conocido como “paciente empoderado”.
Todo ello en definitiva evidencia lo obvio: el paciente quiere participar pro-activamente en el control de su salud.
Sin embargo, en vez de aceptar esta situación como un mayor poder del paciente frente a su propia enfermedad, la posición de las profesiones sanitarias y del sistema es de temor, animadversión o enfado.
Al sistema sanitario, el paciente informado le parece un incordio y parece seguir el canon de “Todo para el paciente, pero sin el paciente”.
Si bien es cierto que hay comunidades que ya han iniciado un cambio de actitud, sirva como ejemplo la el programa del paciente activo del Osakidetza, del que muchos deberíamos tomar ejemplo; pero falta mucho aún.
El profesional de la medicina difícilmente quiere “ceder” una parte de sus conocimientos al paciente, como si quisiera seguir disfrutando del papel de médico paternalista que pierde enteros ante un paciente pro – activo y autónomo.
Sin embargo, hoy día todos los profesionales sanitarios debemos aceptar lo etiquetado como “empoderamiento” del paciente, porque además de ser una obligación ética, gracias a ello podremos conseguir la sostenibilidad de nuestro sistema sanitario y asumir objetivos de eficiencia y eficacia.
Como indica Jesús Sánchez Martos – Catedrático de Educación para la Salud de la Complutense: un ciudadano sano, bien informado y formado es mucho más difícil que enferme. Igualmente un paciente formado y entrenado en el conocimiento y manejo de su propia enfermedad, será más fácil que sane o detecte recaídas, mejorando ante todo su calidad de vida a pesar de padecer una enfermedad crónica.
Y el paciente pro-activo y empoderado, también debe adaptarse ante este cambio de paradigma.
Debe aceptar las indicaciones de su médico sobre contenidos en internet y evitar así la infoxicación, así como aceptar las órdenes y prescripciones médicas hechas en consulta.
Puesto que el paciente empoderado debe saber que ningún contenido virtual puede suplir una consulta médica o las pruebas de diagnostico indicadas y que tener más empoderamiento no significa jamás autodiagnosticarse o automedicarse.
¿Creen Uds. que a estas alturas del partido seremos capaces TODOS de ponernos hacer los deberes de una vez?
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