¿Saben Uds. cuál es la mayor queja de los usuarios del sistema de salud? La falta de información y comunicación entre el médico y el paciente. Nos encontramos ante un perfil de paciente que ha cambiado en un 360 % respecto al de hace 25 años. Son pacientes informados por la red y debemos aceptarlo puesto que hace 3 años las entradas sobre tratamiento de la psoriasis con retinoides había 2.125 resultados en Google y tres años más tarde ¡¡hay más de 40.000!!
En España el modelo sanitario está basado en el principio de autonomía de la voluntad del paciente y el derecho de este a la información (Ley 41/2002 de autonomía del paciente y derecho a la información) , quiere decir que cuando éste acude a consulta ¡NO quiere el consejo paternalista del médico!
Ahora el paciente exige información adaptada a su dolencia para poder tomar sus decisiones y con ello optar y decidir su tratamiento. En el siglo XXI el paciente llega a consulta habiendo leído en la red toda la información sobre su enfermedad con sus ventajas e inconvenientes. Sirva para ello la última hora del tratamiento de la Hepatitis C.
Pero el “paciente” se ha vueltoimpaciente, y ante el alud de información 2.0 y su falta de criterio para discriminarla, exige ayuda y en corto plazo de tiempo. Los pacientes están ahora mejor informados, están acostumbrados al autoservicio, a la respuesta inmediata, por tanto ya no son tolerantes con las esperas, las colas, la falta de consideración o con la falta de información.
El perfil de paciente es exigente e informado, si bien esto también tiene su contrapartida, tener más información no quiere decir estar mejor informado, a veces la información es errónea y crea expectativas inciertas. Por ejemplo el acceso a avances científicos que son inalcanzables a la medicina pública o que no son aplicables para el estadio de su dolencia.
El “paciente impaciente 2.0” llega a consulta sabiendo mucho y exigiendo más de todo el mundo, del profesional y del sistema
Ante ello el primer trabajo del médico es romper sus expectativas generadas y auto-alimentadas por el mismo y se inician los desencuentros. Estamos ante un cambio inexorable, el “paciente impaciente 2.0” llega a consulta sabiendo mucho y exigiendo más de todo el mundo, del profesional y del sistema. Por lo que éste debe aceptar y lidiar con ello, puesto que tiene un efecto positivo.
El paciente impaciente 2.0 acude a consulta informado, por lo que requiere menos explicación en cantidad y de calidad, el tiempo de consulta asignado se convierte en una oportunidad de colaboración responsable entre ambos, y por otro lado una buena información supone una mayor adherencia al tratamiento según demuestran la mayoría de estadísticas.
Pero siguiendo con las reivindicaciones de los pacientes impacientes 2.0 , las mayores quejas no provienen de falta de capacitación científica del personal, tampoco de la red sanitaria, aunque los usuarios tienen conocimiento que la estructura organizativa sanitaria deja mucho que desear y los recortes sanitarios tampoco han ayudado a ello. La mayor parte de las quejas provienen de la falta de comunicación y de la falta de información ante los malos resultados clínicos o una evolución negativa de una enfermedad.
Rodrigo Gutiérrez y otros autores sostienen que el 80% de los casos de disconformidad de los paciente se debe a problemas de información y malos entendidos por falta de comunicación.
Por ello recientemente la Fundación Víctor Grifols Lucas ha iniciado un estudio sobre“Comunicación y disculpa después de un error médico” a fin de paliar los efectos negativos que esta situación está comportando para todos los operadores del sistema sanitario y el nuevo perfil de paciente.
¿Creen Uds. verse identificados en alguna de estas situaciones? ¿Han padecido en algún momento falta de atención médica por errores de comunicación? ¿Consideran Uds. que fue el médico quien no mantuvo una escucha activa o por contra fueron Uds. “pacientes impacientes” los que no atendieron las instrucciones médicas con precisión?